viernes, 8 de agosto de 2008

Sensibilidades (año 2004)

SENSIBILIDADES

A veces nos pone mal que el tiempo pase tan rápido porque hay muchas cosas que nos gustarían hacer, personas que no alcanzamos a ver y a tratar como quisiéramos, o muchos momentos que desearíamos que duren más, pero si nos detenemos a lamentarnos por todo aquello que no hemos podido hacer, nos perdemos lo que nos está pasando, lo que tenemos.
Muchas veces no nos podemos explicar cómo el tiempo ha pasado tan rápidamente, cómo han pasado tantos años de nuestras vidas y aún no nos hemos preguntado, ni sabemos, qué estuvimos haciendo todo ese tiempo.
El tiempo suele dejarnos sin la posibilidad de saber lo que realmente sentimos, todo pasa tan rápido, todo es tan fugaz, y lo aceptamos tan sumisamente, que la mayoría de las veces no tenemos en claro cuál es el sentimiento que nos emociona y así perdemos la sensibilidad.
La sensibilidad muchas veces pasa inadvertida en el mundo actual, las personas no se detienen a pensar qué es lo que está pasando en sus vidas, quiénes son los seres que están a su alrededor, cuál es el amor real, qué es lo que verdaderamente queremos sentir o hacer.
El mundo está agitado, el hombre se ve desbordado, la vida ya no es lo fundamental para el mundo, pareciera que la sensibilidad ha desaparecido. Si nos detenemos por cinco minutos a sentir lo que vemos, lo que oímos (no a ver ni a escuchar, a sentir) nos podremos dar cuenta cómo estamos viviendo. La muerte en las guerras o atentados son moneda corriente, el maltrato y la violencia ya son parte de nuestra vida cotidiana.
El amor o la amistad son sentimientos que muchas veces han sido desplazados. Pareciera que perdimos la capacidad de sentir, de soñar o de desear sensaciones verdaderas.
Muchas veces pareciera que necesitamos tener cerca las cosas que nos lastiman para poder darnos cuenta que aún nos hacen daño. La vida es así, el amor es así, pocas veces podemos entender lo que pasa y lo que va a pasar con lo que sentimos.
Sufrimos por amor, pero igual nos arriesgamos. Ayer fue el amor, hoy es el amor y mañana también lo será. La felicidad por amor, el dolor por amor, el llanto por amor, pero igual nos arriesgamos.
Lo que es verdadero no se acaba con el tiempo. El amor real perdura para siempre dentro de uno, tal vez haya otros labios, otros olores, pero el sabor único de la persona que amamos no puede extinguirse de nuestros sentidos.
Uno nunca cree que el amor va a crecer dentro de uno y cuando nos damos cuenta ya suele ser un poco tarde porque la necesidad de estar, de oír, de sentir cerca al otro crece día a día y uno nunca sabe en qué momento va a parar.
Muchas veces la vida se porta de manera cruel con nosotros. Cuantas veces nos dejamos vencer por aquello que no debemos, esas cosas que sabemos que tarde o temprano nos jugarán en contra con lo que sentimos, y es así que perdemos las cosas que más queremos, las que más amamos. Si nos dan a elegir, seguramente nunca haríamos aquello que más tarde nos traerá dolor, pero pareciera que siempre actuamos de forma equivocada.
Seguramente uno odia sentir que el amor está cada vez más lejos, uno no quiere perder ni un centímetro de la vida de la persona que cree amar, ni un segundo de su existencia y sin embargo, así sucede, pero igual, a pesar del dolor que eso produce, nos arriesgamos.
Que dura suele ser la vida lejos de quienes uno ama, sin el aliento, sin la voz, sin sentirse cerca cuando se necesita de un abrazo o de un consejo. Es doloroso acostumbrarse a la ausencia porque uno sabe que se está perdiendo todo fragmento de la vida de ese ser. Es duro también sentir que el tiempo pasa y no hay retorno, sentir que uno ya ha perdido, pensar que todo va marcando el definitivo final de algo que pareció eterno.
Sólo la voz de alguien que amamos puede devolvernos las ganas de vivir, pero si esa voz ya nunca más se nos acerca, si uno nunca logra apagar el sentimiento y perdura a flor de piel, se sufre la derrota de continuar amando sin ser amado, de tener presente al amor estando ausente.
Y uno siempre arriesga con el amor, con la amistad, con la felicidad, con el tiempo que se le dedica a la vida, con todos los sentimientos porque es la única manera de demostrar que se está vivo.
No se puede dar la espalda a las sensaciones, las cosas deben estar en su lugar indicado y cada uno debe sentir por cada una de ellas lo que es necesario sentir. Por la muerte dolor, por la guerra espanto, por el amor lo que cause, aunque poco entendemos de eso.
Esas son las Sensibilidades, eso es lo que debe perdurar más allá del tiempo y la distancia entre los seres y los sentimientos, porque lo real es lo que se siente y lo que ese sentimiento produce sea riza, sea llanto, sea dolor…

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