martes, 16 de diciembre de 2014

PRESENTACIÓN de “IIMPULSOS”, poemario de Christian Malattia, por Nora Coria.


 

Saber compartir es una virtud. Y Malattia la tiene.

Basta conocer un poco sobre su actividad cultural convocante e inclusiva y participar con él en diversos espacios literarios, para poder apreciarlo. 

Y eso mismo se manifiesta en este libro.

Los textos de “Impulsos” prueban ser el resultado de una búsqueda y certero encuentro de formas específicas para ser aplicadas a la necesidad de compartir cada concepto, sentimiento, emoción.

Andan estos poemas de Christian Malattia por los caminos del amor, del olvido, de la ausencia, del recuerdo, de la injusticia, de la infancia, de lo fantasmagórico, de las historias humanas, de la Historia...  y son muy ricos y diversos los recursos literarios que emplea el autor y las estructuras a las que apela.

El poeta juega, en ese ir y venir de emociones, con las palabras, con las estructuras, con la puntuación, los recursos...

Se manifiesta en aliteraciones, imágenes, paralelismos, preguntas retóricas, metáforas...

Se expresa desdeñando puntuaciones formales y mayúsculas que la obviedad esperaría...

Elige la estrofa, la busca y la concreta cuando la precisión lo llama, para olvidarla, desdeñarla o acaso rechazarla cuando la intensidad de lo dicho se vuelve irremediable hasta el punto final.

Pero hoy me voy a referir a lo que mencioné al inicio: la virtud del compartir, que en esta ocasión Malattia resuelve a través de “Impulsos”

 

Encuentro en el libro un yo lírico que se manifiesta en 3 voces

La voz de la introspección que convoca

La voz- fuerza que interpela 

La voz del remanso que cuenta

Hay muchos ejemplos de cada una de estas voces pero me voy a limitar a algunos.

 

En la voz de la introspección el poeta convoca a compartir un tiempo que omita la dinámica misma de lo cotidiano, de lo que surge, fluye y pasa para sumergirnos como él en la reflexión y permitirnos la duda.

Como cuando dice

“Respira profundo cuando sientas vacío”

O nos propone

Aprende a leer lo que escribe el silencio,

a escuchar lo que no dicen los labios,

a sentir lo que no expresa la piel.”

O bien afirma

“Es el cuerpo un sin fin de preguntas,

el amor una duda constante”

 

La voz- fuerza que interpela es una voz deseosa de modificar lo que nunca debió haber sucedido, el pasado, la injusticia.

Esa voz-fuerza interpela al lector sin invocarlo directamente, y aún así lo compele a tomar partido en un mundo que debe ser modificado.

 

 

Así se manifiesta por ejemplo cuando habla de

“ ausencia de palabras que alguna vez fueron calladas,

silenciadas por el cruel puñal que aún permanece impune.”

 

Y agrega

“Es que en la ciudad la gente se oculta de ese extraño ejercicio que requiere la memoria y olvida lo que nunca debería olvidarse.”

Claramente esa voz-fuerza convoca a modificar la realidad a través del valor de la memoria.

 En otro poema dice

Será mi voz mil voces que griten tan fuerte como el llanto inicial.”

Quisiera ser a tiempo poeta de mil voces,

expresión del olvidado,lengua del postergado...”

 

Leyendo tal convicción es muy probable que el lector se pregunte a sí mismo cuál será su propia voz o bien qué quisiera ser él.

 

La tercera voz que encuentro en Impulsos es la voz del remanso que cuenta

El remanso se produce cuando la infancia, el vecindario, el amor, o de la belleza que vive en lo simple, emergen desde el recuerdo, desde la observación, desde la más sensible percepción en imágenes y metáforas altamente logradas.

 

Así por ejemplo cuando dice

“Hora del ocaso, repentino vaivén sin rumbo en medio del silencio.”

 

O en el los versos del poema Verano donde dice

“Es calor y cae marino el sol de febrero

y en el silencio cae un recuerdo”

 

 

Para finalizar vuelvo a agradecer al autor por haberme invitado a exteriorizar mi aprecio por este libro, por compartir la Literatura que crece en La Matanza y más aún agradezco lo placentero de la lectura de Impulsos.

Nora Coria

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